viernes, 6 de noviembre de 2009




Nadie está a salvo. Me enamoré. Es así de simple. Las estrellas están de sobra. Si hasta yo, que nací en el país de los que siempre llegan tarde, estoy enamorada, quiere decir que le puede pasar a todo el mundo. No escucho campanas ni me da por besar a la portera. No salto, no bailo, no canto, ni hablo sola, pero en algún rincón de mi cerebro están festejando con una banda y con fuegos artificiales. Estoy enamorada. Es más que un ácido. Demasiado. Es una felicidad que se pasa de rosca y te hace llorar. Es apenas soportable.


Sbarra